¿Cómo funcionan los glóbulos blancos?

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El cuerpo humano es muy interesante y pocas veces nos detenemos a pensar sobre su funcionamiento, pero hay cosas que nunca llegamos a conocer como el funcionamiento de estos, una parte muy importante de nuestro sistema inmunológico, ya que son de quienes depende la protección de nuestro cuerpo ante las infecciones.

Los glóbulos blancos son células que circulan a través del torrente sanguíneo y los tejidos de nuestro cuerpo, cuyo objetivo es responder a una lesión o enfermedad atacando a cualquier organismo desconocido que ingrese a él.

También conocidos como leucocitos, estos recorren todo nuestro cuerpo y cuando localizan una infección actúan como una especie de ejército de células, notificando a otros glóbulos blancos la ubicación donde se encuentran para defender al cuerpo de ese ataque desconocido, y que conseguirán produciendo proteínas de anticuerpos para adherirse a él hasta destruirlo.

En líneas generales, ese es el funcionamiento que tienen los glóbulos blancos en nuestro cuerpo, pero dependiendo del tipo que sean, el propósito de cada uno de ellos varía, y es lo que te estaremos detallando en este post con los siguientes apartados.

Tipos y funcionamiento de los glóbulos blancos

Los tipos de glóbulos blancos de los que te hablamos son:

1.      Neutrófilos

Estos glóbulos blancos constituyen aproximadamente la mitad de la población de los que tenemos en el cuerpo, y por lo general son las primeras células del sistema inmunitario en responder a invasores como bacterias o virus.

Al ser socorristas dentro del cuerpo, también se encargan de enviar señales que alertan a otras células del sistema inmunitario para que entren en escena, ya que deben actuar con rapidez para eliminar el organismo desconocido que ha invadido el cuerpo.

Los neutrófilos son las principales células que se encuentran en el pus. Una vez liberadas de la médula ósea, solo alcanzan a vivir unas ocho horas, por lo que tienen que actuar rápidamente, ya que solo se producen aproximadamente 100 mil millones de estas células todos los días.

2.      Eosinófilos

Estos glóbulos blancos también tienen un funcionamiento importante en la lucha contra las bacterias, así como responden ante la presencia de infecciones parasitarias, como puede ser la aparición de lombrices en nuestro cuerpo.

Sin embargo, quienes saben un poco sobre el tema conocen a estos glóbulos blancos por el papel que tienen en el desencadenamiento de los síntomas de alergia, y hasta es posible que exageren la respuesta que dan ante algo que realmente es inofensivo para el cuerpo, como es la que dan ante el polen al considerarlo un invasor dentro de él.

De los eosinófilos no se encuentran más del 5% en el torrente sanguíneo, pero si hay altas concentraciones de ellos en el tracto digestivo.

3.      Basófilos

Los glóbulos blancos conocidos como basófilos tienen una representación de solo el 1% en el cuerpo humano, y mayormente son conocidos por el papel que tienen frente al asma, pero de igual forma son importantes para dar una respuesta inmunitaria no específica a los patógenos, ya que son organismos que pueden causar enfermedades.

Al ser estimuladas estas células, se encargan de liberar histamina y otras sustancias químicas, por lo que es probable que se den inflamaciones en nuestro cuerpo, así como el estrechamiento de las vías respiratorias, lo cual ocurre para protección del organismo aunque no lo parezca.

4.      Linfocitos (B y T)

Son esenciales en el sistema inmunológico y se les encuentra en dos formas: células B y células T. A diferencia de otros glóbulos blancos que brindan inmunidad no específica, las células B y T tienen propósitos específicos.

En el caso de los linfocitos B (células B), estos son responsables de la inmunidad humoral, que es la respuesta inmune que involucra anticuerpos, es decir, son los encargados de producir los anticuerpos que «recuerdan» una infección, para así estar listos en caso de que el cuerpo se exponga nuevamente a ese patógeno.

Por su parte las células T, son las que reconocen invasores extraños específicos y son responsables de matarlos directamente, aunque también cuentan con «memoria» para recordar al invasor después de una infección, lo que les permite actuar rápidamente en el caso de que vuelvan a detectarlo.

Los linfocitos B juegan un papel clave en la efectividad de muchas vacunas actuales. En algunos casos, como las vacunas contra la tuberculosis y la tos ferina, los linfocitos T son los protagonistas.

5.      Monocitos

Y por último nos encontramos con los monocitos, los glóbulos blancos que se encuentran en el torrente sanguíneo entre un 5 y un 12%, y que en la vida humana podríamos compararlo con los camiones de basura, ya que son los responsables principalmente de eliminar todas las células muertas que hay en nuestro cuerpo.

A diferencia de los otros glóbulos blancos mencionados, los monocitos cuentan con una vida útil más larga, por lo que su funcionamiento es mayor dentro de nuestro cuerpo.

El funcionamiento de los glóbulos blancos depende del tipo que se esté hablando, pero en líneas generales podemos decir que sirven para proteger al organismo ante cualquier agente extraño que pueda causar enfermedades en él.

Es por eso que resulta tan importante cuidar nuestra salud en general, para que los niveles de estas células no se vean afectados de ninguna forma, porque es perjudicial tener un recuento muy elevado de ellas, así como tener un nivel muy bajo de las mismas.