Saber cuál es el vino ideal para cada ocasión dependerá directamente de diversas variables como lo son por ejemplo, la razón tras el descorchado, el clima y los platos que acompañaran la bebida.
Vinos para ocasiones especiales
En relación a este último aspecto, por lo general los expertos hacen referencia al “maridaje de vinos”, lo que significa que se trata de un modo de relacionar los sabores de la comida con los del vino, de modo que sea posible destacar y mejorar ambos cuando entre en contacto con el paladar.
Aunque no se puede negar que existen ciertas cepas que combinan de mejor manera con determinados alimentos, lo cierto es que es posible que haya ciertas excepciones.
Y con el fin de comprender que se puede conseguir dentro de las bodegas, es preciso dividir en cuatro grupos los vinos, como blancos, tintos, espumantes y rosados. Sin embargo estás divisiones cuentan con numerosas variedades que se distinguen por tener una textura, aroma, texturas, sabor, origen y tiempo de elaboración diferente.
Maridar correctamente vinos y las comidas permite que la experiencia que supone el poder disfrutar de un buen vino sea incluso mejor.
No obstante y al escoger el vino igualmente de acuerdo a las diversas ocasiones, será posible acertar completamente. Y es que elegir apropiadamente el vino ofrece la posibilidad de conseguir una perfecta velada, solo hay que saber cuál es la ocasión para determinar cuál será el mejor “acompañante”, como por ejemplo las siguientes:
Para reencuentros
Para los reencuentros con amistades antiguas o personas a las cuales no vemos desde hace un largo tiempo, es conveniente optar por vinos espumosos, ya que los mismos suelen ser asociados a ocasiones de celebración.
Para ir lugares con nieve
Debido a que en esta clase de lugares suele hacer bastante frío y posiblemente la alimentación sea calórica, lo mejor es elegir un vino tinto. Y como luego de esquiar es preciso algo reconfortante, lo más recomendable será apostar por un vino espumoso.
Brindis familiar
Para esos domingos donde toda la familia suele reunirse para disfrutar de una comida el mejor compañero será un vino semidulce, ya que supone una alternativa ligera y fresca capaz de ajustarse al paladar de cada uno de los comensales.
Cena de trabajo
En este caso lo mejor será apostar por un vino fácil, ligero y refrescante, el cual ayude a animar la velada.
Además debe ser accesible dado que después habrá que continuar trabajando. Cabe destacar que el vino jamás tiene que convertirse en el protagonista de la cena, sino servir como herramienta para relajar y armonizar las diferentes posturas que pueda haber en el encuentro.
Cena romántica
Para estas ocasiones especiales en pareja, lo más apropiado será escoger un vino que sirva como guiño a algún momento vivido o algún recuerdo; mientras que en caso de que sea en compañía de la persona que se quiere conquistar, las cualidades del vino tienen que hacer llegar un mensaje a esa persona.
Al contrario y si se trata de un aniversario, es conveniente un vino dulce.
Brindis con amigos
Lo cierto suele ser que en estas ocasiones cualquier vino puede funcionar. No obstante y al desear llevar el encuentro a otro nivel, lo mejor es optar por un tempranillo, dado que éste resulta ideal como acompañamiento para tapas, quesos y embutidos, bocados muy acostumbrados al reunirnos con amigos.
De igual modo supone una gran opción debido a que posee un sabor largo y permanente, ambos destacando como atributos muy valorados dentro de toda amistad.
Los vinos apropiados para cada plato fuerte
Vinos secos espumosos
Aparte de servirse junto a los aperitivos, son acompañantes ideales para pescados hervidos, mariscos cocidos y crudos, ensaladas de mariscos, pastas, verduras e incluso para arroz que incluyan salsas delicadas.
Vinos secos blancos con sabor a frutas
Son perfectos sustitutos para los vinos espumosos y pueden acompañar arroz con salsas delicadas, mariscos crudos, verduras, pescados hervidos o pastas.
Vinos blancos aromáticos añejos
Suponen la opción perfecta como acompañamiento para arroces que incluyan salsas aromatizadas y pastas, champiñones, verduras pescado guisado o al horno y quesos de cabra.
Vinos blancos añejados en barriles
Poseen un exquisito olor y sabor, pueden acompañar preparados a la parrilla, aves, paté y pescados como lo son el pez espada y la trucha.
Vinos rosados con sabor delicado
Ideales para acompañar salchichones, jamón crudo y mortadelas, carnes y aves blancas que incluyan salsas aromatizadas, pasta gratinada o rellena, quesos y trufas frescas.
Vinos tintos frescos y jóvenes
Perfectos como acompañamiento para una sopa de cebolla o con legumbres, carnes rojas asadas y blancas guisadas, sopas de pescado y pescados grasos, al igual que quesos semi-añejados.
Vinos tintos añejados
Suponen un acompañamiento idóneo para cerdo preparado en salsa, carnes rojas, quesos de sabor fuerte y asados.
Vinos espumosos, aromáticos y/o dulces
Ideales para acompañar dulces ligeros, ensaladas de frutas, mousses y pasteles.
Vinos para el almuerzo
En este caso se trata de escoger el vino según los alimentos que conformen el plato a degustar.
De este modo, para pescados, mariscos crudos y verduras lo mejor será optar por buen vino blanco; para arroz con salsas aromatizas y pastas, verduras, pescado guisado o al horno, setas y quesos de cabra frescos, será mejor elegir vinos añejos y aromáticos.
Por su parte, los mariscos cocidos o crudos se recomiendan los vinos secos y espumosos, mientras que para quesos, trufas y carnes blancas son mejores los vinos rosados con un sabor suave.
Finalmente y para carnes rojas y guisadas, sopas, quesos semiañejos y legumbres será adecuado un vino tinto joven y para quesos de sabor fuerte, cerdo y asados nada mejor que vinos tintos añejos.