Un estudio interdisciplinario liderado por investigadores de TULIP muestra que la pequeña mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) tiene las habilidades cognitivas para transferir culturalmente sus particularidades sexuales entre descendencias, lo que puede conducir a la aparición de tradiciones culturales de preferencias sexuales que pueden persistir durante miles de generaciones.
Curiosidades de las moscas
El estudio divulgado en la reconocida revista Science, suministra la primera caja de herramientas experimental para percibir y aprender acerca de la cultura animal en cualquier especie.
También se sugirió que el proceso cultural probablemente participó en la evolución de un espectro de especies mucho más amplio y durante períodos mucho más largos de lo que nunca se había previsto.
Una abundante literatura teórica muestra la transmisión cultural puede cambiar considerablemente el destino evolutivo de las poblaciones.
Aunque siempre se ha sostenido que el proceso cultural es propio de la especie humana, la presencia de una conducta perseverante en primates y aves no imputables a la variación genética o ecológica, apunta forzosamente la presencia de una transmisión cultural en ciertas especies animales.
La asociación de investigadores para este estudio es eminentemente de carácter interdisciplinario y donde se pueden encontrar ecologistas del comportamiento del laboratorio de Evolución y Diversidad Biológica, Étienne Danchin y Sabine Nöbel.
Como también el neurobiólogo Guillaume Isabel del Centro de Investigación sobre Cognición Animal, el colaborador internacional Arnaud Pocheville de la Universidad de Sídney y varios estudiantes nacionales e internacionales.
Aprendizaje social y transmisión cultural entre generaciones
En este estudio los investigadores propusieron y aplicaron a la mosca de la fruta una definición de la cultura animal centrada en los mecanismos de transmisión social en lugar de los patrones de variación de la conducta, como sucedió en el pasado.
Esta definición requiere que los cinco criterios discutidos en la literatura sobre cultura animal se cumplan simultáneamente. El primero de ellos es que los rasgos se aprenden socialmente, es decir, que se aprenden de los específicos.
Tras la observación de una hembra de Drosophila (llamada hembra demostradora) que elige entre un macho de tipo A y un macho de tipo B para aparearse, una hembra observadora muestra una preferencia significativa (es decir, un sesgo estadístico) para los machos del tipo elegido durante la demostración.
Es una forma de aprendizaje social mediante la observación, llamada copiado de pareja.
Sobre la base de estos resultados notables para una mosca pequeña que pesa menos de un miligramo, los investigadores muestran en una serie de cinco experimentos, que el aprendizaje social de las preferencias sexuales cumple todos los criterios que conducen al estado de que estas preferencias se pueden transmitir culturalmente de una generación a otra.
Para la Drosophila hembra las preferencias sexuales pueden aprenderse socialmente (criterio 1), de individuos mayores (criterio 2) memorizarse a largo plazo (criterio 3), a favor de cualquier macho del mismo tipo (criterio 4), y en una forma altamente conformista (criterio 5).
Para el último criterio, los investigadores diseñaron un nuevo dispositivo que consiste en un hexágono, con seis compartimentos periféricos donde seis hembras demostradoras eligieron entre dos machos (uno de cada fenotipo), alrededor de una arena central donde las hembras observadoras podían observarlos.
Las moscas son conformistas
El resultado fue bastante sorprendente, ya que después de la observación simultánea de las elecciones de seis hembras demostradoras, las hembras observadoras mostraron el mismo nivel de preferencia por los machos del tipo que habían elegido las demostradoras, independientemente del nivel de mayoría para un tipo entre demostradores (la mayoría varió de 100% a solo 60% en estos experimentos).
Así que se puede decir que las moscas son altamente conformistas.
las simulaciones por ordenadores expresaron que estas particularidades cognitivas pueden conducir a la aparición de costumbres culturales de larga permanencia en toda la cadena de transferencia en las que los observadores (alumnos) de una etapa, se convirtieron en los manifestantes (maestros) de la siguiente etapa, y así sucesivamente.
Descubrieron que la conformidad juega un papel clave en la aparición de las tradiciones culturales.
Finalmente y en una cadena de transmisión experimental que involucró a seis hembras observadoras, las cadenas duraron mucho más de lo predicho en ausencia de aprendizaje social, pero se predijeron perfectamente mediante un modelo de simulación que reproducía tales cadenas y que validaron el modelo.
Después utilizaron el modelo validado para explorar el alcance en que la capacidad de aprendizaje social documentada podría fomentar la aparición de tradiciones locales persistentes.
Encontraron que en las condiciones que existen en la naturaleza, el aprendizaje social de la mosca Drosophila genera tradiciones culturales de larga duración que a veces se mantuvieron durante al menos 100.000 pasos de transmisión y potencialmente se extendieron a lo largo de miles de generaciones, siendo esta una cadena de transmisión increíblemente larga.
Por lo tanto, la Drosophila tiene todas las habilidades cognitivas que generan tradiciones culturales duraderas a la hora de preferir un fenotipo masculino dado a otro.
Como resultado, este insecto que lleva con nosotros hace casi 700 millones de años, tiene la capacidad de transmitir culturalmente sus preferencias sexuales a través de generaciones, expandiendo enormemente el espectro taxonómico del proceso cultural y sugiriendo en contra de la creencia habitual, que la herencia cultural ha afectado la evolución de un gran número de especies animales durante largos períodos de tiempo.
Drosophila melanogaster
La mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) es la más utilizada y una de las más conocida de todos los organismos.
La mosca de la fruta Drosophila se ha establecido como piedra angular para la investigación de una amplia gama de temas que incluyen enfermedades, desarrollo, fisiología y genética.
Gracias a la abundancia de herramientas genéticas, reservas de moscas y bases de datos disponibles al público, así como por su considerable similitud biológica con los sistemas de los mamíferos, la Drosophila se ha solidificado como un organismo modelo clave para esclarecer muchos aspectos de la enfermedad humana.